"Seremos una Iglesia a la que le preocupan las personas, que orienta sus recursos para ayudar a los más desfavorecidos y para apoyar a los que trabajan por el evangelio del reino. Seremos la Iglesia, la que va a sentir el clamor por necesidades insatisfechas, y correrá para ayudar"
Pensar en lo que hacemos y cómo lo hacemos es el principio de una iglesia saludable, donde las personas pasarán a ser lo importante y las estructuras, las actividades, la institución y los edificios, les servirán a ellas.
La Iglesia, tal como la conocemos hoy, funciona de una manera diferente a la Iglesia del primer siglo.
El paso del Imperio Romano por ella y los diferentes movimientos reformadores o renovadores han afectado de forma positiva o negativa el nivel de impacto que ella tiene en la sociedad actual.
En esta parte del Globo, en pleno siglo XXI, una sociedad sedienta de la verdad, con una particular cosmovisión, sigue esperando la manifestación de los hijos De Dios.
Te invito a ser protagonista.
Seremos una Iglesia a la que le preocupan más las personas que su lugar de reunión, su prestigio social o su presencia institucional.
Por ello, vamos a animarnos para orientar nuestros recursos para ayudar a los más desfavorecidos y a los que trabajan por establecer el evangelio del reino.
Seremos una Iglesia que va a sentir el clamor por necesidades insatisfechas, y correrá para ayudar.
No construyeron templos. No organizaron campañas de divulgación. Pero podrían revolucionar el mundo con el mensaje del Evangelio. No había imprenta, no podían distribuir folletos, no había Facebook ni Instagram, ni radio, ni videos... no tenían vehículos ni equipos de sonido.
¿Cuál era entonces el secreto de tal extensión?
Hombres y mujeres llenos del Espíritu Santo, listos para dejarlo todo para vivir para Él con sencillez.
Personas que viven con los pies en la tierra.
Y con la mente del reino.
Un desafío extremadamente ambicioso pero necesario.
Siempre me habían enseñado a hacer las cosas de acuerdo a las enseñanzas de Jesús.
Pero un día, intentando hacer una auto-análisis de mi servicio a Dios, comencé a hacerme algunas preguntas que nunca me había hecho.
Aunque las cosas iban bien, me sentía decepcionado. Fue una época en la que estaba desilusionado al ver que el sueño de una iglesia floreciente había pasado a ser una serie de actividades (todas ellas, geniales, por supuesto!) y mi familia y yo nos habíamos convertido en la locomotora de un tren que no paraba a reflexionar:
DOS VIDEOS DE BONO
VIDEO 1: Bono y Eugene Peterson. Los salmos.
Este breve film documenta la amistad entre Bono (U2) y Eugene Peterson (autor de la Biblia al lenguaje contemporáneo The Message) y trata sobre su interés común en los salmos. Basado en entrevistas conducidas por el profesor del Seminario Fuller David Taylor.
VIDEO 2: Un resumen de una entrevista concedida a Ireland's National Television en 2013. The meaning of Life - Bono - RTE Copyright 2013
Aquí podrás encontrar algunas ideas acerca de la Iglesia. Me preocupa que podamos encontrar las razones por las que muchas personas, aún creyendo en Jesús, rechazan formar parte de ella.
Pero al mismo tiempo, no quiero que pienses que tengo nada para enseñarte, por el contrario, necesitamos pensar juntos las formas en que podamos volver a establecer una estructura bíblica que acompañe a un despertar espiritual, de acuerdo al deseo de Dios de que seamos su familia.
Por Paul Benger
¿Qué piensas de las mascarillas?. El otro día fui de compras y el 40% de las personas en la fila estaban protegidas, el 40% de las personas se habían puesto sus mascarillas.
Tengo que ser honesto, no me gustan.
Nunca me gustaron, pero de nuevo, hay otras cosas que no me gustan que podrían ser buenas, como los cinturones de seguridad, y estoy muy feliz de poder usar el cinturón de seguridad.
Pero mi disgusto por las máscaras faciales también está alimentado por el hecho de que la ciencia no parece ser concluyente en cuanto a su eficiencia.
Una visión ácida pero realista sobre la comunidad que decimos ser, a medio camino de conseguirlo (click aquí)
La gente necesita ser escuchada. La religión institucionalizada de cualquier tipo no lo hace, porque prefiere imponer sus convicciones. La Iglesia es rechazada, los sacerdotes, curas, pastores y la propia Iglesia Protestante en general, tienen mala prensa. Nos creen anticuados, cerrados, sectarios y segregacionistas.
Pero hay mucha gente esperando una opción para encontrarse con la fe y para expresar sus ideas más profundas. Les interesa discutir sobre temas importantes, sobre la fe, el más allá, etc. Ellos están haciéndose preguntas acerca de las religiones, la vida después de la muerte, Jesucristo y fundamentalmente, necesitan saber si es posible una vida plena de gozo, amor y paz.
El modelo de "reuniones" que hasta ahora creíamos intocable, comienza a oler mal, a pesar de que algunos siguen (seguimos) defendiendo esa misma estructura tradicional como si fuera LA verdad.
Creo que llega la hora de debatir sobre algunos aspectos del modelo de Iglesia que deseamos para el 2020. ¿Cómo vamos a ser más cercanos, accesibles...?, ¿cómo hacer que las personas conozcan al Jesús del Evangelio, sin contaminarse con otros dogmas o creencias absurdos?
¿Qué podemos hacer para que ELLOS formen parte de esa Iglesia?
Quiero dirigirme a todos aquellos que se sienten frustrados con la Iglesia.
A quienes se han decepcionado o confundido por el trato recibido en alguna comunidad cristiana por parte de alguno de sus miembros.
Relájate, sin importar la denominación que tengan, es probable que tú hayas estado en una de las muchas iglesias que se han convertido en un grupo social de interés espiritual. En algunos casos, participar en alguna de sus actividades pudo hacerte sentir que estabas en el cumpleaños de una tía segunda. Y hasta podrías haberte sentido culpable ("¿cómo puede ser que me sienta así, si estoy en la casa del Señor?").
Pero no decirlo con tanta claridad, sería faltar a la verdad, porque solamente una relación personal con Jesús puede saciar nuestra sed.
Nunca podremos saciarla en la noria de la religiosidad, en misas previsibles o reuniones aburridas, alejadas de las manifestaciones de amor fraternal verdadero, donde todo parece ceñirse a una actividad grupal en la que las personas esperan recibir algo que calme su sed, durante una reunión de dos horas.
En algunos casos me ha sucedido a mi también: un culto profesionalizado, repetitivo y controlado por un jefe al que llaman padre, pastor o presbítero.
Puedes haber visto que alguna relación de amor sólo se manifestaba en algún saludo o un abrazo afectuoso, en el mejor de los casos, todos ellos faltos de la regularidad de una relación familiar.
Las jerarquías, los cargos y la necesidad de proteger el prestigio de la entidad, han pasado a ser vertebrales, en otros casos.
Aunque hoy yo les reconozca por la forma en la que piden ayuda económica o por las disputas de patio que generan divisiones, por sus luchas jerárquicas, por una enseñanza mezclada con elocuencia y consignas descontextualizadas, no significa que siempre fue así. Los primeros cristianos fueron conocidos por la forma en la que se amaban...
Si estás hastiado de la monotonía religiosa, quiero decirte que hay esperanza, que hay ríos de agua viva, que hay personas decididas a compartir una real manifestación de la persona de Jesús; hay una Iglesia viva, donde el florecimiento de la vida humana es una realidad, personas que están construyendo comunidades relevantes para llegar a todos con el amor de Jesús.
Hay un Iglesia poderosa, personas llenas de amor que buscan oportunidades para servir a su vecino.
Se está levantando una nueva especie de líderes a los que no les importa su prestigio o el hecho de ser reconocidos.
Son hombres y mujeres que tienen por basura todo lo que no signifique ganar a Cristo (Filipenses 3:8).
No les importa que su reputación se pueda poner en duda y su manera de hacer las cosas, a veces, no parece muy ortodoxa.
Ellos tienen vida, aman sin importar el éxito numérico de sus reuniones.
Están dispuestos a dejarlo todo para servir a Cristo y a las personas No les importa mudarse a otro país o ciudad, saben vivir con mucho y con poco y se adaptan a las necesidades de su prójimo.
Enseñan con el ejemplo y encuentran alegría en compartir la vida con quienes los aman.
Hay mucho de estos "locos", es cuestión de buscarlos.
Han pasado quinientos años desde que un hombre llamado Martín Lutero se animó a decir lo que pensaba, escribirlo y publicarlo.
Fue en 1517 cuando clavó sus 95 tesis sobre la puerta de la iglesia de Wittenberg, en las que denunciaba las indulgencias y esbozaba la doctrina de la salvación. La causa había sido la corrupción y la falta piedad en la cúpula de la denominada Iglesia Católica.
La venta de indulgencias para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma fue lo que provocaría que los cristianos se dividieran finalmente en dos grandes grupos: aquella Iglesia que se proclamaría la verdadera heredera de la cristiandad (sujetándose a la jurisdicción del Papa) y la otra mitad, que se expandió en comunidades eclesiales de carácter local con la aparente necesidad de una restauración del cristianismo primitivo.
Tristemente, esta supuesta “renovación” provocó una serie de guerras religiosas en Europa.
Reforma protestante… cuál?
Hoy, después de tantos años, nos encontramos con la necesidad de una nueva gran reforma. Pero ya no será necesario un cambio similar a aquel que aparece como una purificación doctrinal de la religiosidad romana, ni una búsqueda de la hegemonía cristiana sobre otras confesiones.
Lo que desesperadamente necesitamos hoy es una vuelta al Evangelio. Al del principio, al de Jesús… el del Reino.
¿Podremos quitarnos de encima tanta historia y construir comunidades de fe, producto de nuestra pasión por los perdidos y nuestro amor por su presencia?
¿Podremos darnos cuenta que la construcción de edificios (llamados “iglesias”) y la organización de actividades por parte de un determinado grupo social, no son “la casa de Dios”?
Hace ya muchos años que Él no habita en templos. Él quiere habitar en tu corazón, quiere ser el dueño de tu vida, tu guía, tu mejor amigo y el amado de tu alma.
Quiero rogarte que tomes una decisión ahora si necesitas un cambio de corazón que te lleve a rendir todo a Cristo y que, luego de recibir el perdón por todos tus errores, le pongas a Él en el centro de tus decisiones y pensamientos, cada hora.
Que Dios te bendiga!
Estamos viviendo en una peligrosa fase de la historia, sobre todo en el mundo occidental, donde la cultura va cambiando y estamos envueltos en querer tanto como sea posible, haciendo lo menos posible. Deseamos las cosas bellas de la vida sin trabajo duro y sentir tanto como podamos sin que nos cueste nada.
Esta actitud se ha deslizado en la Iglesia contemporánea y los cristianos tampoco se ven demasiado ocupados en evitarla. Los predicadores ya no hacen hincapié en las palabras de Jesús cuando dijo, “niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” porque suena demasiado doloroso o sacrificado. Preferieren grandes congregaciones a las que les prometen la protección de una pseudo gracia, donde se afirma que todo está bien y se los arrulla para dormir.
Nuestro apetito por profundas emociones abre la puerta a promocionar señales y prodigios de forma desmesurada o, por otro lado, a crear una estructura de iglesia centrada en “lo que pasa en la plataforma” cada domingo.
Y en medio de esta situación, queda sobre entendida que poca importancia que tiene la santidad o el compromiso de obedecer a Cristo. El liderazgo va detrás de una gran multitud, aún con un legítimo (pero desmesurado) deseo por la multiplicación… y el resto sólo fluye.
Te ruego que no te dejes engañar. La emoción es pasajera – ni siquiera se prolongará hasta la próxima reunión – pero Dios, amoroso, si cedes tu voluntad a su voluntad (sea cual sea el costo) y vives para complacerlo a cada momento, abrirá la puerta a su presencia divina, que es maravillosa; es el cielo en la tierra.
Puede que no llegue la riqueza prometida, esa sanidad tan deseada, ni ese cambio que estás esperando, pero su presencia va a enriquecer tu espíritu y te conectarás con el maravilloso milagro que es conocerle intimamente y en profundidad… esta es la realidad!
Se entiende que una vacuna es una preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos. Puede tratarse, de una suspensión de microorganismos muertos o atenuados.*
La administración de una pequeña dosis de esos microorganisos estimula la creacion de anticuerpos en el cuerpo humano. Es genial cuando se lo utiliza para evitar enfermedades.
Pero hay un tipo de vacuna que muchos hemos recibido sin darnos cuenta.
Son las pequeñas dosis del Evangelio que algunos van tomando domingo tras domingo. Así como las vacunas introducen una porción inofensiva del germen y nuestro sistema inmunológico responde produciendo anticuerpos, así también, quienes llevan tiempo recibiendo esas dosis, se proveen de una inmunización a la apasionada fe en Jesús.
En lugar de adoptar el Evangelio como una forma de vida radical, algunos acaban adaptando el mensaje de Jesús, haciendo de éste un producto para su consumo personal. En definitiva, un acercamiento utilitario a la fe, sin compromiso real, sin cambios, sin transformación…
Muchos creyentes inmunizados prefieren seguir siendo sólo creyentes y no pagar el precio de ser discípulos. Algunos han preferido adormecer sus conciencias con las constumbres evangélicas, las actividades o los magníficos eventos; sin haberse dado cuenta que la vacuna ya ha hecho su efecto mortal.
Te invito a buscar a Jesús alli donde te encuentras ahora. Grita, clama desde lo más profundo de tu corazón y pídele una nueva pasión, un avivamiento personal, un corazón tierno y un amor incondicional por aquel que te sigue esperando de brazos abiertos.
Fernando Lovero
*World Health Organization (WHO), Health topics-2016.